jueves, 8 de noviembre de 2012

¡Este suelo es una ruina! Una odisea autonivelante

¡Egun on, brikolaris y brikoleras!
Cuando en los anuncios inmobiliarios lees “finca señorial” sabes de qué va la historia: Piso viejuno y hecho polvo. Necesidad de reformas... ¡Diversión, hostias!
El piso de este post es de la Barcelona de los años 20 del siglo XX. Dice la leyenda que hay en el patio de luces una bomba de la guerra civil que no explotó y sigue enterrada. Pero lo peor es que este modesto entresuelo tenía debajo un bar cuyo anterior dueño echó abajo unos “tabiques” que en realidad eran paredes maestras. El desaguisado se arregló, pero algo se movieron las paredes y afectó al suelo. El impresentable ya no está para demandarle gastos, ahora hay un restaurante tibetano pro Dalai Lama, con lo que puede que si no explota el souvenir de 1938 de la aviación legionaria italiana sean los servicios secretos chinos los que la líen parda.
Bien, al grano. Sacad el juego de dominó, formad un mosaico encima de la mesa de unos 20x20cm, y con las manos empezad a apretar por dos lados opuestos. ¿Qué pasa? Que se acaban levantando y saltando. Eso mismo pasó con las baldosas de este piso, sin llegar a saltar, pero una vez rectificados los asientos de las paredes quedaron formando unas crestas.
En la imagen (perdonad la calidad) podemos ver la nula planicidad del suelo gracias a la regla. Unas cuantas baldosas ya no están porque al estar levantadas bastó con un destornillador para hacer palanca y quitarlas. Sin haberlas quitado, la regla oscilaría aún más desde un punto más elevado.


El primer paso es crear la “piscina” que rellenaremos de mortero. La imagen muestra el principio del proceso, se llegó a dejar sólo 3 filas de baldosas respecto a las paredes opuestas a la puerta.





Las reglas a seguir son:

  • Quitar todas las baldosas que estén sueltas hasta llegar a las que opongan firme resistencia
  • Con una regla hecha con un tablero con un nivel de burbuja atado, puesta de lado a lado de la piscina, controlar la horizontalidad de los bordes de la piscina.
  • Los bordes de la piscina han de estar a un nivel similar. 
  • Cuidado con que la parte central quede por encima de los bordes.
  • No superar excesivamente el grueso permitido del mortero. De forma empírica, he visto rellenar huecos de baldosas de granito de 5cm de grueso sin problema, y eso supera a cualquier cosa que tengas en casa, pero ojo con los gruesos que vienen en las instrucciones del mortero.

Aparte de la regla y el nivel de burbuja, necesitamos un cincel y un martillo contundente para levantar baldosas. Apoyar la punta del cincel entre el suelo y la baldosa y aplicarle su dosis de Mjolnir (martillo de Thor).



Si las baldosas está aferradas cual críos de los ochenta al barco de Chanquete, y tu taifa autonómica no es de aquellas que confieren reciedumbre de carácter, puede que te interese el uso de un martillo percutor. En Lidl cuando toca la oferta se puede encontrar por unos 40 y pico euros el taladro percutor Parkside PEBH 1000, mil de vatios de potencia, el doble o la mitad más que los típicos caseros de 500W y 650W. 

Las fotografías del juego de brocas y de la broca cincel calzada hablan por si mismas de la belleza de la destrucción que puede causar este juguete. Se recomienda trabajar escuchando Wagner a todo volumen para un completo efecto. Amo mi taladro percutor.





Con esta facilidad levanta las baldosas incluso estando compactadas


Una vez tengamos nuestra piscina para rellenar, de bordes nivelados y sin ninguna parte del interior que sobresalga, es hora de rellenarla para conseguir un suelo liso.

El relleno es más que simple, mortero M7,5, también llamado M80 (o circunvalación de Madrid por Vladivostok) en sacos de 25 kilos, mezclados con una varilla enchufada a un taladro normal en el interior de un capazo de caucho de capacidad suficiente para tragar los 25 kilos o la mitad (dividir por tres cuesta más, y por cuatro es de nenazas).





El capazo tiene dos asas laterales para su transporte, si tuviese una varilla metálica sería un cubo italiano y si fuese de menor capacidad y forma prismática sería una gaveta.





El M7,5 es un material barato: un euro y poco el saco de 25 kilos. Como que el método para saber cuanto se requiere es el mismo que para la pasta autonivelante (a 18-20 euros el kilo), es un buen momento para comentar como calcular la cantidad requerida.
Para la profundidad, se puede tomar el grueso de la baldosa y añadirle un centímetro, o mejor tomar varias medidas del suelo libre a la regla y sacar un promedio. La medida de profundidad se toma en centímetros y la superficie en metros cuadrados. Esto es así porque el rendimiento del saco se expresa en kilos que van a entrar por cada m2 de superficie y cm de profundidad. 
Valores típicos de rendimiento son de 20 a 24 kg por cm y m2. Si por ejemplo hemos de rellenar 2cm en una piscina de 1,5 por 1,2 metros, tenemos 1,5m x 1,2m x 2cm x 24 kg/m2cm = 69,12 kilos, marchen 3 sacos de 25.
En el caso de la pasta autonivelante que veremos luego, el rendimiento se puede expresar en litros por saco. De memoria, 17 litros por saco. Aquí, dado que la autonivelante se da para capas de unos 3mm como mucho, va bien pensar que un litro equivale a 1mm de altura por m2 de superficie. Sea una habitación de 3 x 3,5 metros a la que levamos a echar un par de milímetros, 3 x 3,5 x 2 = 21 litros, habrá que comprar dos sacos de los que sobrará buena parte del segundo.
Puestos a trabajar el mortero, haz lo que nunca hace la gente con el ordenador porque aquí no vendrá ningún amigo pringado informático a ayudarte: RTFM (read the f*cking manual). Cuenta cosas chulas que vale la pena saber. Tomemos un ejemplo:



Varias observaciones:

  • El término M7,5, indica que soporta una presión de 7,5N por mm2, que dividido por 9.8 m/s2 de la gravedad son unos 750 gramos por mm2. Si queréis bailar encima el lago de los cisnes girando sobre una pierna de punta con zapatillas de bailarina de pongamos unos 2 x 2 = 4cm2 apoyados en el suelo, procurad no pesar mas de media tonelada.
  • La medida del agua para mezclar se puede tomar sin más problema con una botella de plástico de 1.5 litros, sin preocuparse en demasía por el error. Vosotros mismos le iréis pillando el truco a la cantidad de agua para que quede amasable, ni mazacote ni muy líquido. Para este ejemplo de 3,5 a 4,5 litros por saco, si usáis un capazo no muy grande echando sacos de mitad en mitad, para echar 2 litros mejor echar una botella entera y un culín, y si es necesario añadir un poco más.
  • Las baldosas viejas no van a la basura. Buscad sacos de runa en la bricotienda de confianza y consultad al ayuntamiento cual es el punto verde, "deixallería" o escombrera procedente para echarlas. Y si necesitáis algún permiso de obra menor.
Y finalmente ahí van las fotos de la mezcla y el rellenado. Es útil guardar el listón que hemos usado de regla, porque con el alisaremos el mortero. El exceso lo recogeremos con una paleta o cuchara de albañil.













Y ya está, no se requieren grandes maravillas. Si hubieses de trabajar al exterior en condiciones climáticas extremas, o si hubiesen humedades, si que te recomendaría hablar con un especialista para encontrar consejo, pero para dejar a punto para otras tareas un piso normal, es suficiente (aunque declino cualquier responsabilidad, es lo que hay).
Puede que algún trabajador de la construcción te hable de hacer el mortero haciendo una montañita, echando agua en un cráter en el centro y con la pala bla, bla, bla... Efectivamente, también se hace así, especialmente entre gente con camiseta imperio y pañuelo de cuatro nudos a la cabeza, pero la opción de capazo y varilla es la más cómoda para un brikolari. Y para grandes volúmenes, se usan sistemas mecánicos que proyectan el hormigón, o sea que nada de batallitas.
Sobre el mortero y baldosa vieja se pueden poner ya baldosas para el suelo, cosa que veremos el día que hablemos de Zen y el noble arte del alicatado.
Otra opción es un pavimento ligero, sea moqueta o sea tarima flotante. En este caso se echa una última capa de pocos milímetros (2 ó 3) de la llamada pasta autonivelante, que es otro tipo de mortero fino mucho más líquido. En su punto justo la autonivelante fluye llenando toda la habitación (ojo, poner algún tope en las puertas, basta un listón de madera).
La autonivelante es diez veces más cara que el mortero. Mirad precios, mi experiencia es que el aparentemente simpático y tradicional almacén del barrio me la vendió a 21 euros el saco para encontrarla luego en la cadena Bauhaus por menos de 18. Para más inri, la del barrio estaba pasada o algo y nada de liquididad, formo unos horribles grumos sobre los que hubo que echas más pasta del Bauhaus. Imaginad eso en el primer saco que echas en tu vida y la gota de sudor frío :)
Como final feliz, ahí va la habitación que recibió baldosas (que no es plan poner tarima en una cocina). Hablaremos de ella en otro post titulado: “Reformas de guerrilla. Puertas a otra dimensión” 






¡Egun off!

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